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Investigadora del plantel crea soluciones con compuestos naturales para la sustentabilidad de la industria del salmón

Proyecto, encabezado por la Dra. Margarita Montoya, y que se encuentra en fase de patentamiento, incluye dos compuestos a partir de extractos de plantas que tienen como objetivo disminuir los efectos del estrés fisiológico de los peces.

Desde 2008 que la Dra. Margarita Montoya Kunsting, académica del Departamento de Biología de la Facultad de Química y Biología, trabaja en la Universidad de Santiago de Chile. Con líneas de investigación ligadas al cáncer y la inmunología, además de estudios con extractos de plantas, finalmente derivó al trabajo con salmones.

“Existen muchos componentes dentro de las plantas que pueden tener efectos sinérgicos. Por ejemplo, efectos tranquilizantes, antioxidantes e inmunoestimulantes”, explica la investigadora, a propósito de las necesidades de la industria respecto de las negativas consecuencias del estrés fisiológico de los peces.

En 2012 comenzó a trabajar en el proyecto “Desarrollo de una formulación a base de extractos de plantas destinado al control del estrés y a mejorar la sobrevida de salmones durante el proceso de esmoltificación”. Este último, el momento en el que los peces pasan desde el agua dulce al mar.

Con financiamiento de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, el proceso concluyó este año, con la creación de dos formulaciones. “Primero se planteó como un suplemento alimenticio, pero encontramos una fórmula que podría entregarse directamente en el agua y así controlar el estrés de los salmones”, detalla la académica.

Soluciones para la industria acuícola

Como investigadora del Centro de Biotecnología Acuícola (CBA) de nuestra Casa de Estudios, la Dra. Margarita Montoya también destaca la colaboración de Sophia Mejías Medina, bioquímica que actualmente cursa el magíster en Gestión Tecnológica en la Universidad de Santiago de Chile.

Juntas, han podido constatar el gran problema que representa el estrés de los salmones para la industria. “Se refleja en una baja de la inmunidad de los peces, por lo que aumentan las enfermedades, por ser más susceptibles a algún patógeno. Como consecuencia, se movilizan mucho más, por lo que no adquieren el peso suficiente, lo que implica más alimentación”, detalla la académica, añadiendo que peces muy estresados, que estén cerca de morir, son mucho más susceptibles a los patógenos.

En suma, compuestos que podrían aplicarse en situaciones altamente estresantes, como las vacunaciones, selecciones y transporte de peces, lo que afecta y disminuye su inmunidad, el crecimiento y otros parámetros productivos que finalmente perjudican a la industria.

Patentamiento nacional e internacional

Como parte del proceso de investigación, la Dra. Margarita Montoya aclara que para los dos compuestos la Universidad de Santiago de Chile ya solicitó el patentamiento a nivel nacional, lo mismo que para el extranjero. En este caso, agrupados bajo una misma solicitud.

Y si bien aún no se comercializa en el mercado, se muestra optimista respecto de los pasos a seguir. “Tenemos más de una forma para resolver muchos de los problemas de la industria salmonera, de bajo costo y con muy buenos resultados, al menos en lo que hemos trabajo a nivel de laboratorio”, aclara la académica.

En cuanto a la factibilidad de internacionalizar los productos, destaca sus múltiples ventajas, “en cuanto a que mejora el crecimiento, la inmunidad y las barreras antioxidantes, los mismos procesos estresantes que experimentan los peces en Chile y en otros países”.

Investigación de nuevas posibilidades

El siguiente paso es comprobar los resultados en terreno. “Una cosa es aplicar los compuestos en un estanque de 300 litros con 60 peces, a una pequeña escala, en comparación con las piscinas en las que trabajan las empresas”, aclara la investigadora. De hecho, según sus resultados, se alcanzaría al menos un 50% de protección frente a un brote de mortalidad.

En cuanto a los costos de los compuestos, advierte que se encuentran dentro de los valores competitivos para suplementos alimenticios. “Y cuando hablamos de aditivos para el agua, los costos bajan muchísimo”, agrega.

Actualmente, y a la espera de nuevo financiamiento, la Dra. Margarita Montoya se encuentra trabajando en nuevas posibilidades. “Siempre a partir de compuestos naturales, fitofármacos u otros que puedan ayudar no solo en el control del estrés de los salmones, sino también en el control de algunas enfermedades. Por ejemplo, mejorar las condiciones del sistema inmune de los peces”, proyecta con optimismo.